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Germaine Krull, Métal, 1928

LA era maquinista

Occidente vive en el siglo xx un idilio con las máquinas. Todo parece volverse racional, automático, industrializado, confiable, científico, eficaz y metálico. Cualquier duda sobre el futuro de la humanidad pareciera que, indudablemente, sería resuelto a través de la intervención –matemática y hercúlea– de lo mecanizado: desde los pequeños quehaceres domésticos, como las lavadoras o aspiradoras, a las grandes cuestiones, como las autopistas o los aviones de guerra. 

1908, Henry Ford inventa el «sistema de producción en cadena» para su modelo de coche Ford T y el mundo cambia para siempre: la “producción en serie” y «la línea de montaje» son ahora el paradigma tecno-social imperante de eficacia y organización racional de los individuos. Individuos que se ven reducidos a piezas intercambiables y sustituibles dentro de un sistema de trabajo altamente mecanizado y alienante. Al mismo tiempo, ascensores, automóviles, líneas telefónicas transoceánicas, excavadoras o televisores transforman la apariencia del mundo de un modo radical. El mundo se mira a sí mismo y se reconoce espléndido y brillante, como una superficie metálica recién pulida. La fascinación por las máquinas insufla a la sociedad del siglo xx una autocomplacencia y una seguridad en sí misma desconocidas hasta entonces.

A este estado emocional le acompaña una percepción del futuro como proceso ineludible de maquinización progresiva en todas las esferas de la vida, inspirando así un estado mental generalizado de optimismo, expectación, y euforia. A la vez, se idolatra el presente y se instaura una imperiosa necesidad libidinal de lo nuevo. Sin duda, la felicidad debía de llegar a través de las máquinas –robustas, constantes, fuertes, deslumbrantes y ciertas como verdades científicas en sí mismas– capaces de traducir los problemas en sencillos cálculos, operaciones, procesos y acciones automáticas. La máquina –como símbolo y como artefacto– es el eje del siglo xx.

Ralph Steiner,
Mechanical Principles, 1930

En las primeras décadas del siglo xx se produjo el momento más álgido de fascinación por la máquina, entendida al mismo tiempo como nuevo modo de vida y como promesa de felicidad. En general, todas las manifestaciones artísticas –publicidad, fotografía, cine, ilustración, pintura, etcétera–, abordarán este nuevo campo semántico visual donde las máquinas, el acero, los engranajes, las turbinas, los émbolos y las ruedas dentadas pasarán a formar parte de sus discursos de vanguardia.

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Lázslò Moholy-Nagy,
Ein Lichtspiel: schwarz weiss grau, 1930

Las vanguardias artísticas del siglo xx estuvieron íntimamente ligadas, no solo con su mundo en pleno desarrollo mecanicista y tecnológico, sino con el pensamiento y la filosofía emergente en ese momento. Permeado por esta conjunción de influencias (el espíritu maquinista, la desmaterialización/teoría cuántica, o las investigaciones sobre la cuarta dimensión), Lászò Moholy-Nagy crea su único film abstracto.

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Autor desconocido, ENIAC, 1946

La Segunda Guerra Mundial fue el detonante para que la computación pasara de ser un mero campo teórico-especulativo a trasladarse a la construcción real de los aparatos sobre los que se elucubraba. Fueron sobre todo las necesidades de desencriptación de los mensajes cifrados –por ejemplo, los de la máquina nazi Enigma– las que empujaron a los países del bando aliado a invertir grandes sumas de dinero en unos nuevos tipos de artefactos informáticos que son el origen de nuestros actuales ordenadores y smartphones.

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Frank Boynton/General Electrics, This is Automation, 1955

La tecnología de la automatización (o del “ahorro de mano de obra”) es la estrategia organizativa industrial mediante la cual se realizan los procesos productivos con una asistencia humana mínima. Así, la producción industrial se fundamenta en el uso de varios sistemas de control automatizados para mantener en funcionamiento de máquinas y humanos, así como dirigir los equipos mecánicos (máquinas controladas por máquinas).

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Financia:

Recurso 1

Colabora:

Recurso 3

Organiza:

Recurso 13
Recurso 14
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